¡Hola a todos! ¡Después de unas merecidas vacaciones estoy de vuelta y lista para seguir escribiendo y recomendando los mejores lugares de la ciudad! Pronto les platicaré más detalles sobre mi viaje a Los Ángeles y sus alrededores, para que no se queden sólo con la probadita que les di a través de mi Instagram. Además les cuento que en estos días de ausencia por fin abrí una cuenta de Instagram exclusiva para mi blog; la pueden encontrar aquí y darle “seguir” para continuar disfrutando de fotos de platillos y creaciones para babear.
Pero vamos a lo que más nos concierne, hace poco menos de un mes visité con mis papás un nuevo restaurante en la colonia Providencia y quedé muy contenta con mis alimentos, el servicio y el feeling del lugar. Ubicado en Rubén Darío 611, Mesa 1 tiene una de las terrazas más bonitas de los restaurantes de la zona, con piso y acabados de madera, que se mezclan con paredes de ladrillo, acabados con concreto y abundante follaje en el balcón. Las mesas, te esperan con una suculenta o cactácea en el centro. Nosotros elegimos sentarnos en la terraza, aunque el interior -que también es abierto- es igual de agradable. Otras familias alegraban la escena: niños comiendo pizza, señores brindando, señoras riendo. Hasta más ganas nos dieron de comenzar a comer.
Así que ordenamos una botella de vino y un par de entradas para comenzar con la comida: unos taquitos de chancho en tortilla de harina, con cebollita morada deslemada, cilantro y una salsita picada de betabel con habanero, y una ensalada fresca y abundante de arúgula, tomatitos cherry, jamón serrano y lajas de queso parmesano. Todo acompañado de unos traguitos de mi rusa de agua mineral y luego sorbos de un malbec fresco y sabroso. Ambos platos fueron un gusto para mis padres y para mí. Sobre todo disfruté muchísimo la ensalada, la arúgula estaba muy crujiente y bien sazonada, y el jamón serrano era de alta calidad.
Seguimos la comida y ordenamos los platos fuertes. Yo había ido a correr muchos kilómetros en la mañana y mi cuerpo me pedía un gran trozo de carne. Me decidí por el vacío, al igual que mi papá; por el contrario, mi mamá pidio un carpaccio de arrachera. Nos atendió un mesero muy amable y nos recomendó que pidiéramos el vacío término tres cuartos, a pesar de que lo habíamos solicitado medio rojo. Insistimos en el medio rojo. Cuando llegaron los platillos, ya todos en la mesa estábamos listos para hincar el diente.
El mesero, otra vez muy amable y servicial, nos pidió que cortáramos la carne para revisar si el término era el adecuado. Y así lo hicimos. Debo confesar que mi vacío no llegó medio rojo, sino un poco más cocido; inmediatamente, el mesero insistió en regresar el plato y traerme uno nuevo, pero la verdad es que ya tenía mucha hambre y la carne se veía deliciosa, por lo que le precisé que no era necesario y que así me lo comería. A pesar de este incidente, la carne no me decepcionó; de hecho, estaba tan bien sazonada y jugosa que creo que comérmela así fue la mejor decisión. Además, me gustó mucho la manera en la que el mesero me hizo sentir atendida y considerada, y no sólo quiso enjaretarme el plato equivocado. Todos los restaurantes cometen errores -los nuevos como Mesa 1, pero también los viejos- y la manera en la que los resuelven siempre habla muchísimo del lugar y de las ganas que tienen de prosperar y de dar una experiencia plena. Además, si resulta que lo que te sirven también está deliciosísimo, pues es un plus para olvidar el tropiezo.
Para cerrar la tarde -¡que cuánto disfruté con mi papá y mi mamá!-, mi mamá y yo pedimos cada quien un café y mi papá un sambuca con moscas (granos de café). En lo que esperábamos su llegada, el mesero nos regaló un postre para asegurarse de que nuestra experiencia fuera la mejor posible: unas crepas con un dulce de leche suave y cremoso desbordándose de las orillas, ¡fantástico! Además, unos amigos de mis padres que también comían en el lugar nos mandaron una ronda de carajillos, con lo que la tarde lluviosa se convirtió en un momento de reencuentro familiar, cobijada de cariño, amigos, vino y rica comida.
Sin pensármela dos veces volvería a Mesa 1. Su atmósfera tranquila y agradable, la atención de su personal y el sabor de sus platillos son una combinación perfecta para ir con tu familia, tu pareja o tus amigos a disfrutar de una tarde bonita y tranquila. El restaurante ofrece platillos y bebidas para todos los gustos: pizzas, pastas, cortes, ensaladas, vinos, cervezas artesanales, ¡vayan a conocer! Les aseguro una experiencia que vale la pena.
Ubicación:
Rubén Darío 611
Horario:
Todos los días
Lugar muy recomendable! Es un lugar nuevo que tiene muchas ganas de hacerte sentir bien! La comida muy rica y los meseros muy atentos.
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