¡Hola a todos! ¿Qué creen? ¡Pues que ahorita me encuentro de viaje por Europa y voy recopilando mucho material para compartir con ustedes por aquí! Y mientras yo la paso bomba, como delicioso y tomo miles (literal miles) de fotos, quiero cerrar con este tema del año viejo y mis días increíbles que pasé en Vallarta con mi familia.

Nuevo Vallarta
Y más que nada quiero compartirles el montonal de fotos bonitas que tomé durante mis días en México: atardeceres hermosos, playas desoladas, mares profundos… Mi corazón inició este 2017 renovado y pleno, lleno de energía positiva para seguir viviendo llena de pasión.

Las Ánimas
Una de mis actividades favoritas cuando estoy en la playa es salir a caminar poquito antes del atardecer. En compañía de Ren, mis papás o mis primas, cada caminata es garantía de paisajes maravillosos, de sorpresas de nácar, de trotes ligeros, y pláticas o silencios significativos.
Las corridas mañaneras también son bienvenidas estos días. En general, prefiero correr de mañana, pero con el clima tropical con el que ahora lidio cotidianamente, éstas han desaparecido. Así que aproveché mi estancia en Vallarta para levantarme a correr un par de veces.
También exploré playas con mi hermana. Ella no duda en levantarse temprano cuando está en las costas nayaritas para alcanzar a gozar de una sesión de surf antes del desayuno y la partida a alguna otra playa remota en nuestra lancha, La Caprichosa. Así que, cuando me agarra de buenas (y es que la verdad es que la extraño tanto que todo lo que me pida quiero hacer) me levanto junto con ella y cargamos la tabla y mi cámara en la camioneta para salir de prisa y alcanzar las olas (y la luz bonita) que trae la mañana.
En estos paseos matutinos Django va como elemento principal. Nos aseguramos de traer sus croquetas y su frisbee (o más bien él nos lo trae y deja a nuestros pies cuando ve que vamos de salida y cree que lo dejaremos atrás) para que igual se divierta y corra a sus anchas. Así, yo tomo algunas fotos, mi hermana planea en las olas, Django desentierra su frisbee (y es atacado por algún perro malhumorado), me tiro en la arena y regresamos a casa listos para partir, ahora sí con el resto de la familia.
Ya en la marina, nos trepamos todos a La Caprichosa y partimos al mar. El plan dependerá de las ganas y la vibra que se sienta cada día. Podría ser que inflemos la dona y saquemos la wakeboard y los esquís para pasar un rato intrépido y deportivo; o podremos optar por costear y admirar las playas vírgenes y las formaciones de roca mientras buscamos la compañía de delfines y ballenas y sus ballenatos. También hay ocasiones en las que anclamos en alguna playita (¡Las Ánimas es de mis favoritas!) para comer y disfrutar la tarde antes de regresar.
La comida deliciosa nunca falta en mi familia. Y el ritual es que, una vez cansados y asoleados de horas y horas de paseo en lancha, regresamos a la marina y nos trasladamos a Titi’s, un lugar excepcional para degustar aguachiles, ceviches, camarones cucarachas y taquitos de frijol.
Con la barriga llena y el cabello y la piel llenos de sal, retornamos a nuestro departamento a descansar un rato y observar la puesta del sol desde el balcón con un vinito o digestivo en la mano. Y así se nos van los días. Algunos más activos o más lentos que otros: entre mañanas de playa, mediodías de mar azul y noches de caminatas, plática y buena comida. ¿Ustedes qué hacen cuando van a la playa? ¿Conocen Vallarta? ¿Tienen alguna recomendación? Disfruten su fin de semana, ¡y les escribo el próximo jueves con más detalles sobre mi viaje por estas zonas frías!
Hola! recién encontre tu blog (:
se ve que la pasas genial con tu familia, amé el nombre de tu perro! ajjajaja
Saludos! (:
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