Injusticia y poesía en El Llano de Rulfo

Comencé el 2019 regresando a uno de mis viejos amores: Juan Rulfo. Su novela corta Pedro Páramo es mi libro favorito de todos los tiempos, y ya era hora de que también conociera a fondo su libro de cuentos El Llano en llamas. ¡Qué chistoso que me había tardado tanto en leerlo! Digo, ya antes había tenido una probadita deliciosa con “No oyes ladrar los perros”, pero a pesar de considerarlo como un maestro de la literatura, no había tenido el valor de leer toda su compilación. Aquí entre nos, tenía miedo de que no cumpliera mis expectativas, de que después de años de adorarlo, el escritor jalisciense terminara por decepcionarme… ¡Tan tonta!

El Llano en llamas confirmó mi apasionada admiración por el autor de Sayula. Con sus 17 cuentos ambientados durante la Revolución y post Revolución Mexicana -la Guerra Cristera incluida- Rulfo, con maestría de un lenguaje poético aunque a primera vista coloquial, logra retratar la condición desolada, seca y engañada de los campesinos de la época.

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El cuento que abre la antología: “Nos han dado la tierra” dispone el tono que impregna al resto del libro. Cuatro campesinos atraviesan un llano caliente, estéril; un llano que “no es cosa que sirva. No hay conejos ni pájaros. No hay nada”, pero que, sin embargo, es la tierra que el gobierno les ha dado para que la siembren, para que de ahí vivan. “Tanta y tamaña tierra para nada”, los hace quejarse Rulfo para denunciar la injusticia de la reforma agraria.

Quizá mi cuento favorito es “Talpa”. La esposa y el hermano de Tanilo llevan al joven campesino a Talpa para que la virgen le cure sus ampollas moradas. O ese es el motivo oficial, porque la realidad es que quieren llevar a Tanilo a Talpa para matarlo. Quieren que muera para alimentar la pasión que sostienen a sus espaldas. Pero la culpa aniquila y Rulfo lo sabe. La traición es un pesado desconsuelo y a lo largo del cuento, el jalisciense nos revela sus consecuencias, sus penas y su poesía.

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El último cuento que les antojaré (finalmente, lo que a mí me interesa es que de aquí corran a comprar el libro y lo disfruten) es “Es que somos muy pobres”. “Aquí todo va de mal en peor”, comienza a narrar el hijo de una familia agricultora. Así con ese tono lóbrego, coloquial y tan sincero, Juan Rulfo nos ubica en la angustia que siente un hogar después de una irascible tormenta. Y como que se arruinen los cultivos de cebada no es desgracia suficiente, también se ahoga la vaca de la hermana chica. Y perder la vaca es que la niña lo pierda todo: el animal, el dote, el deseado matrimonio, la alternativa a la prostitución… ¿Qué irá a pasar con la niña? El autor nos responde con un sollozo y nosotros nos apachurramos el corazón.

Así son los cuentos de El Llano en Llamas, desoladores, injustos pero tan humanos; representantes del México de la Revolución, pero también de las disparidades de nuestro México actual. La prosa de Rulfo es exquisita y su estilo de confesionario, de plática entre compadres, te arropa y consigue transmitirte la aflicción de sus personajes. No me canso de invitarlos a que lo lean, a que lo saboreen.

Si les interesa comprar el libro lo consiguen por sólo $108.00 pesos en Amazon o en librerías como El Sótano.

Platíquenme si han leído a Rulfo. ¿Cuál es su cuento favorito? ¿Ya leyeron Pedro Páramo? ¿Qué otros autores mexicanos disfrutan? Ya saben que me encantan leer sus comentarios.

Cabana: tradición y vanguardia a la italiana

¡Hola a todos! ¡Qué tal les va en esta Semana Santa! ¿Ya están asoleándose en la playita? ¿Quizá asando bombones en la montaña? ¿Descubriendo algún destino exótico? ¡Quiero que me cuenten!

Hello my fellow readers! How is your week off going? Any of you basking at the beach? Crisping marshmallows in a mountain cabin? Maybe discovering an exotic destination? I want to hear all about it!

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¡Yo hoy les tengo un post para que se chupen los dedos! Y es que si decidieron quedarse en la ciudad de Panamá estas vacaciones, ¡no tienen por qué no disfrutar! Todos merecemos un descanso, ¿o no? Total, si están en busca de una opción perfecta para darse un lujo estos días -¡o cualquiera!- quiero invitarlos a que prueben Cabana. Ubicado en la super trendy torre de apartamentos Yoo Panamá, Cabana los espera con un exquisito menú y una fabulosa decoración.

I have such a savory finger licking post for you today! Because if you decided to stay in Panama City for this spring or holy break, you still deserve some pampering! So if you are looking for the perfect place to give yourself a treat I insist you try Cabana. Located in the super trendy Yoo Panama apartment building, Cabana awaits with an exquisite menu and a fabulous decor. 

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El letrero que hay a la salida del restaurante/Neon sign at the exit of the restaurant

El lugar/The place

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Entrada/Entrance

Yo visité hace una semana y tuve una experiencia realmente memorable. Desde que ingresas al restaurante te envuelve una sensación de que tu noche será un acierto. La entrada es hermosa: un tapete a rayas cuida una mesa blanca que sostiene enormes veladoras, libros de moda y un blanco florero de donde nace un trozo naranja de coral. Aquí ni el estilo ni el diseño escasean, y es que los toques náuticos (barcos, estrellas de mar, ilustraciones de calamares, tiburones de yeso, y frascos, platos y vasos que recrean el mar con sus tonos azules) maridados con elementos cool and chic (lámparas de metal que dan vida a sombras sobre la pared, luces de cine, gráficos en blanco y negro de flores y macetas colgados de una pared, y zonas lounge forradas de terciopelo y mixed prints) regalan al comensal un ambiente sofisticado sin dejar de ser buena onda y casual.

I last visited Cabana about a week ago and relished on a memorable experience. As soon as you enter the restaurant a feeling of satisfaction overwhelms you. You know this is going to be a great night. The entrance is beautiful: a black and white rug gives room to a white table, where crystal candleholders, fashion books and a vase from where orange coral blossoms sit nicely. Style and design are not to be missed here. The nautical motifs (small ships, starfish, squid illustrations, cast sharks, and jars, plates and glasses reminiscent of the ocean blues) pair alluringly with the cool and chic winks (metal lamps that give life to shadows on the wall, a tripod cinema light, black and white flower graphics framed on a wall, and lounge areas covered in velvet and mixed prints) and offer each diner a sophisticated yet casual vibe. 

Cabana también cuenta con una terraza, donde una barra adornada por un muro verde y vivo, así como la vista de los rascacielos de la ciudad ponen el ambiente.

A terrace is also available if you fancy a more relaxed ambiance. A bar with a plant wall and the iconic Panamanian skyline will serve as the perfect backdrop. 

Yo opté por sentarme en el salón principal con vista al mar. Desde ahí gozas de una vista privilegiada a la espléndida barra de mármol, donde se preparan los drinks y cocteles con ron, frutas frescas y champaña.

I decided to sit in the main salon with an ocean view. From there you can appreciate the splendid marble bar, where a trained bartender concocts drinks and cocktails made with rum, fresh fruit and champagne. 

La comida/The food

Lo primero en llegar a la mesa fue el Carpaccio de pulpo. ¡Y no saben lo rico! Finamente laminado, con gotas de paprika, arúgula, limón, trocitos de aceituna y prosciutto carbonizado y espolvoreado, este crudo fue el comienzo perfecto para mi velada.

An Octopus carpaccio arrived first at my table. And you have no idea how delicious it tasted! Finely sliced, with paprika drops, lemon, bits of olives and charred prosciutto, this crudo began my impeccable evening. 

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Continué con probablemente el tortellini más rico que haya comido en mi vida: al dente, rellenos de zapallo (calabaza), adornados con nuez, y con una salsa a base de mantequilla, los sobrecitos hechos en casa se derretían en mi boca. ¡Un manjar que disfruté con una copita de Malbec!

Next I followed with probably the most delectable tortellini I think I’ve ever eaten: al dente, stuffed with pumpkin puree, sprinkled pecans and a butter sauce, the home made pasta melted in my mouth. A delicacy I devoured with a glass of Malbec!

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Para una trilogía insuperable terminé con un Cheesecake de maracuyá. Suave en su textura e intenso en sabor, la fruta de la pasión inundó mi paladar.

For an unsurpassable trilogy I finished my meal with a Passion fruit cheesecake. Soft in texture and intense in its flavors, the fruit de la passion inundated my senses.

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No dejé ni un bocado.

I did not leave a bite. 

Genuinamente considero que Cabana está entre los mejores restaurantes de Panamá. Su cocina te ofrece una fresca e innovadora perspectiva de la comida italiana y mediterránea. Porque aunque sí encuentras platillos de toque tradicional como el Carpaccio de res, el Rigatoni al pesto tradicional, la Pizza de prosciutto di Parma y arúgula o la Entraña de salsa de hongos, también descubres un acercamiento más moderno a esta gastronomía con platos como el Cappuccino de hongos misto bosco, el Risotto de Remolacha (Betabel) con Nube de Avellanas o la Escalopina de filete con crema de dijón, trufas negras y cubitos de Aguacate. Italia y Panamá fusionadas para obsequiar lo mejor de lo mejor.

I genuinely consider Cabana one of the best restaurants in Panama City; it proposes a fresh and innovative take on Italian and mediterranean food, whilst respecting its origins. On the menu you will find traditional dishes like a Beef carpaccio, Rigatoni al pesto, Pizza with prosciutto di Parma and arugula, and a Skirt steak with a mushroom sauce; but you can also explore a more modern and playful approach with the Funghi cappuccino, the Beet risotto with hazelnut or Veal escalope with dijon creme, black truffle and avocado. Italia and Panama marry to produce the best of both worlds. 

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Detalles de la decoración/More decor details

El Chef/The Chef

Redson Pages lidera la cocina de Cabana desde hace un año y cuatro meses. En entrevista me compartió que desde su llegada ha procurado evolucionar el menú tomando en cuenta el gusto de los comensales y las nuevas apuestas gastronómicas, aunque sin descuidar el respeto que guarda a la cocina tradicional italiana. Por ejemplo, el Tagliolini de quinoa orgánica al vino tinto con cremoso de queso feta es una nueva -y saludable- adición a la carta.

Redson Pages leads Cabana’s kitchen since 2015. He shared with me in an exclusive interview that evolving and freshening up the menu was his main goal when he arrived to Cabana. He assured me he always takes the customers’ taste and the new gastronomic trends into account, without neglecting his respect for traditional Italian cuisine. For example, the Quinoa tagliolini with red wine and feta cheese is a new -and healthy- addition to the menu. 

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Chef Redson Pages

La primera memoria culinaria de Pages se remonta a sus 12 años, cuando su madre preparando almuerzos en la cocina de su casa en Venezuela, que después saldría a vender para apoyar en el sustento familiar. Sin embargo, el Chef precisó que no fue sino hasta que se enfrascó en las series del Chef Emeril Lagasse en Food Network que descubrió y decidió perseguir su pasión y vocación por la gastronomía.

Pages first culinary memory sprouts from his childhood: at age 12 he would observe his mom prepare lunches in their Venezuelan home, that they would then sell to support the family. However, it was not until Redson discovered Chef Emeril Lagasse’s show on the Food Network that he decided to pursue his passion for cooking. 

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Lo básico/The basic
Dirección/Adress: Yoo Panamá, Av. Balboa (Entre el Hilton y el PH Vista del Mar)
Horario/Opening Hours: Lu-Mi (Mo-Wed): 12:00 – 23:00 hrs.
Ju-Sá (Thu-Sat): 12:00 – 23:30 hrs.
Domingo (Sunday): 11:00 – 16:00 hrs.
Teléfono/Phone: 394-8496 y 394-2172
Síguelos en/Follow them: @cabanapanama

¡10 tips para enamorarte de Cartagena!

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No sé si mi Instagram me habrá delatado, pero me enamoré de Cartagena. Y es que ya había escuchado hablar de ella, pero los relatos, ¡las fotos!, nada le hace justicia. Artemisa, mi gran y talentosa, amiga viajó para Expo Moda en Colombia con el fantástico equipo de Gabriela Sánchez y cuando regresó a Guadalajara parecía que no tenía ojos ni cabeza para ningún otro lugar que Cartagena de Indias y su ciudad amurallada.

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Artemisa feliz en Cartagena

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Así comenzó el cosquilleo, las ganas de verla, de hacer que explotaran todos sus colores. Y cuando decidimos Ren y yo que no mudábamos para Panamá, empezamos a buscar vuelos para algún lugar que ayudara a festejar que por fin volvíamos a tomar un rumbo. Para nuestra sorpresa y fortuna, volar a Medellín sale muy barato, y de Medellín a Cartagena, ¡mucho más! Así que nos fuimos, y a pesar de que nuestro viaje inició en la gran ciudad innovadora, mi amor por Cartagena es tal que he decidido comenzar por aquí.

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Cartagena de Indias se ubica en la costa norte de Colombia, en el Departamento de Bolívar; y, buenas noticias: es zona caribeña. Y aunque es la quinta zona urbana más grande del país, yo voy a concentrarme en el Centro Histórico, la Ciudad Amurallada. Así que sin más, les dejo un listado de mis nueve actividades favoritas (y que obvio recomiendo a cualquier futuro viajero) en este hermosísimo lugar.

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1. Hospédense adentro de la Ciudad Amurallada – Nosotros llegamos de noche y tomamos un taxi para llegar al Hotel Boutique Casa de Los Reyes, en el área de San Diego. Por haber llegado el 26 de septiembre, día de la firma del Plebiscito de Paz con las FARC, el chofer no pudo accesar al Centro Histórico y tuvo que dejarnos medianamente cerca de nuestro destino (aunque debo advertir que en general hay zonas de la Ciudad Amurallada que son de ingreso complicado para los taxistas). Pero no importó, porque con sus paredes de piedra ya iluminadas y sus edificios coloniales esperando llenos de porte, la zona nos dio un recibimiento majestuoso y tibio.

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Ya adentro, nos metimos por un callejón y, poco a poco, el sonido de nuestras maletas en el empedrado fue opacado por unas guitarras, el barullo, y el tintineo de las copas de tanta gente vestida de blanco que brindaba sin penas ni arrepentimientos.

Dentro de la Ciudad Amurallada late el corazón de Cartagena. Hospedarse aquí significa vivir más de cerca sus bares y restaurantes, sus señoras cargando canastas de plátanos y aguacates en la cabeza, su tradición. Y allá afuera, lejos de la muralla, se difumina el brillo de la cultura mulata, de sus iglesias antiguas y sus patios frescos para dar pie a una ciudad como cualquier otra, incluso aunque esté frente al mar.

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2. Descúbrela caminando – Si quieres poder observar todas las fachadas, balcones, macetas; si quieres disfrutar de algún patio arbolado que por alguna ventana se dejó asomar; si quieres descubrir parques sombreados e iglesias pequeñas y probar una arepa con huevo mientras recorres una calle estrecha, no hay mejor transporte que tus propias piernas. Aunque haga calor (¡mucho calor!), aunque esté húmedo (¡muy húmedo) y te encuentres ensopado (y asoleado), ¡camina! ¡No te arrepentirás!

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3. La Cevichería – Seguramente después de caminar tendrán hambre y una insaciable sed de cerveza y, como siempre, ¡les tengo una gran recomendación! En el barrio de San Diego, hay una esquina siempre alegre y rebozante: La Cevichería. Famosa por sus tiraditos estilo peruano, sus chaufas de mariscos y el ambiente relajado, hasta Anthony Bourdain la visitó. Iniciamos con una Miscelánea de Ceviches para refrescarnos y probar un poquito de todo. De pescado, pulpo y camarón, llegaron tres platitos con preparaciones diferentes, ¡delicioso!

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Seguimos con más mariscos: Ren con un ceviche estilo peruano muy bien servido y sabroso, y yo con un platillo ¡es-pec-ta-cu-lar! ¡De verdad exquisito! Un arroz vietnamita que todavía me provoca babeos y antojos implacables. Con calamar, camarón, pulpo y mejillones añadiendo a los sabores del curry de coco, el jengibre, la canela y la menta, este manjar fue sin dudas mi comida favorita del fin de semana.

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4. Recorre la muralla de noche – Cartagena cobra un encanto especial cuando cede el sol y comienza a soplar el viento. Y antes de que anochezca, es preciso salir (ya con la cara lavada o hasta recién bañada) a bordear la ciudad sobre su muralla. Caminen hasta una orilla, suban al muro de piedra y hagan lo propio: ¡descubran! ¡Exploren! ¡Encuentren un nicho donde admirar la puesta de sol y dejen que la música del Barrio de Getsemaní los seduzca a la rumba! Un plan súper romántico, pero placentero para los amigos o toda la familia, es requisito ineludible dejarse sorprender desde lo alto de la ciudad.

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5. Vino y cerveza en Café del Mar – En su recorrido por la muralla se toparán sí o sí con el Café del Mar. Pidan una mesa, siéntense y ordenen unos tragos. Vean el sol caer. Escuchen la música. Brinden. Sientan la brisa. Disfruten. Si van con alguien especial, bésenlo.

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6. Música y bailes típicos en la plazoleta cerca a Catedral – Aprender sobre la cultura de un lugar es parte valiosísima de mis viajes. Y para mí, la música y los bailes típicos de un pueblo siempre han representado una manera de conectarme a sus raíces y emociones. Por eso me encantó toparme, una tarde mientras caminábamos, con un grupo de jóvenes vestidos en trajes típicos que dislocaban sus caderas al ritmo de tambores y dyembés. Y no se preocupen, que si no encuentran esta plazoleta (hay muchas) de la que hablo, los grupos de danzantes van recorriendo las calles de la ciudad en busca de foros y espacios públicos donde puedan presentarse (y recoger en un sombrero una moneda o dos).

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7. Islas del Rosario – Bajo la recomendación de un par de conocidas colombianas, Ren y yo contratamos un tour para ir a las Islas del Rosario. El Panzón y yo no somos mucho de tours, pero dado a que este venía muy recomendado, lo tomamos. Son 30 islas las que comprenden el archipiélago que nada en aguas cristalinas y entre corales. De Cartagena a Playa Blanca hicimos 40 minutos en una van. Y de Playa Blanca al archipiélago, 30 minutos en una panga de alta velocidad. Entre más te adentras al mar, más azules y verdes observas en el agua. Lo único constante es su transparencia. Si eres fanático del mar y sus criaturas, el tour vale mucho la pena. Tienes la opción de bajarte una hora en la pequeña Isla San Martín de Pajarales y conocer su Oceanario (un acuario) o dedicar la misma hora a snorkelear y convivir con las decenas de especies que ahí habitan. Nosotros optamos por observar la vida al natural y lo disfrutamos muchísimo. ¡Sí ves peces, ja! ¡No es una estafa!

Cuando termina la hora los regresan a Playa Blanca, donde les sirven una comida típica de pescado frito y arroz con patacones y donde tienes oportunidad de asolearte y meterte otra vez al mar.

8. Fuerte de San Felipe – Afuera de la Ciudad Amurallada, aunque no lejos, se yergue el Fuerte de San Felipe. Desde su construcción en 1657, durante la colonia española, el castillo jugó un papel fundamental en su defensa contra los ingleses. Mi única recomendación: no vayan a las 12 del mediodía.

9. Shopping, shopping, shopping  Siendo Cartagena un lugar que atrae a tanto turismo nacional e internacional, sus calles están repletas de tiendas y boutiques con lo mejor de la moda y el diseño colombiano. ¡Aprovechen! Aunque no compren nada (casi imposible, je), tómense la oportunidad de descubrir las propuestas de estilo e innovación de un país que ha pasado por dictaduras, guerras, drogas y un merecido proceso de diálogo para la paz. Mis tiendas favoritas: Arte Colombiano y St. Dom. En la primera, una mezcla del arte tradicional del país y diseños modernos. En la segunda, una curaduría de marcas y nuevos diseñadores colombianos que proponen cortes atrevidos en trajes de baño, tejidos coloridos en zapatos, y estampados irreales en vestidos de fiesta.

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La verdad es que no hay mucho pierde con Cartagena: caminen por donde caminen los deslumbrará. Yo les platico mis partes favoritas de nuestro viaje a espera de que tomen inspiración y se animen a recorrer sus calles, restaurantes, bares, hotelitos y nichos; a probar sus ceviches y aguardientes y a disfrutar de un fin de semana sin par.

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5 aprendizajes desde que me comprometí

engaged1Evitaré que esto suene a conferencia de auditorio para la superación personal. Esto para nada es una cátedra y mucho menos un mantra de vida, sólo una breve lista -o reflexión- sobre lo que he aprendido en los últimos meses.

  1. Estar formalmente comprometida cambia tu vida – y no lo digo sólo en el sentido de que ahora usas un anillo -si tienen la misma suerte que yo, hermoso- en tu anular izquierdo, sino que de pronto todo se vuelve real. Después de los primeros 15 días, en los que duermes poco e imaginas mucho, la implicación y verdadero significado del compromiso comienzan a instalarse en el cuerpo y la cabeza; porque casarte no es tener una boda, casarse es decidir hacer tu vida junto a quien amas; formar una familia junto a quien amas; compartir esfuerzos, alegrías, penas y enojos junto a quien amas. En mi caso, casarte es saber que te mudarás de país, que quizá cuando tengas hijos serán “los primos que viven lejos”, que podrían pasar muchos años y seguirás sin volver, pero casarte también es saber que todo eso, aún con la congoja repentina, está muy bien y es muy emocionante porque lo harás con la persona con quien quieres estar.engaged2engaged3
  2. Planear una boda es mucho trabajo – y no lo digo sólo por mí, que la mitad del día lo dedico a fantasear con velas, follajes, valses, cubiertos, vestidos, ceremonias y arreglos florales- lo digo por todas las personas involucradas en el proceso, en especial por mi mamá. En dos meses y medio esa señora a la que adoro con toda mi alma y yo hemos recorrido aproximadamente cinco salones de eventos, siete iglesias y templos, nueve tiendas de vestidos -algunas en repetidas ocasiones-, tres oficinas de banqueteros, una expo que dejó mucho que desear, un almacén de producciones de luz y sonido, y tres zapaterías; hemos realizado más de 157 llamadas, pedido más de 33 cotizaciones, regateado alrededor de 18 veces, escuchado 13 grupos musicales, y conseguido siete permisos, actas y trámites.engaged4IMG_5569
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  3. El término Bridezilla es injusto – ¡ya leyeron todo lo que hemos hecho y logrado en dos meses y medio! Y con tanto esfuerzo, tiempo, ilusión y dinero que una novia y su madre -y en realidad toda la familia- entregan a una boda, lo menos que pueden hacer es exigir que todo lo planeado y contratado cumpla y supere sus expectativas. Realmente no entiendo por qué mucha gente espera que las novias actúen relajadas, despreocupadas, ligeras ante la planeación de su boda; que las novias no se agobien por el color de los centros de mesa o por el tipo de pista en la que quieren bailar, como si estas cosas fueran frivolidades indignas de la preocupación humana. Pero yo creo que todos -y no sólo quienes se casan- tienen derecho a buscar y luchar por lo que quieren (sea un trabajo, un viaje, la recaudación de fondos para un grupo vulnerable, un carro, unos zapatos, un fin de semana de tranquilidad) y es aplaudible, no reprobable, mostrar tenacidad, fuerza y determinación. Admito que no se debe perder de vista que, repito, casarse no es sólo una boda, pero teniendo eso muy claro, es muy válido trabajar con esmero para que la celebración de esa nueva unión sea lo que una sueña, así como es muy bonito y justo festejar y compartir cada contrato e idea materializada, sean ramos, locaciones, vestidos o fotógrafos.
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  4. No soy la única que tiene planes – y es que con tanto alboroto y planeación de las próximas nupcias, sí cuido la monopolización de la conversación. Claro, estoy viviendo un cambio enorme en mi vida, pero muchas otras personas también: mis amigas abren negocios, mi hermana se inscribió a la maestría, mi prima correrá un maratón, mi mamá transforma la casa, René aplica para su MBA, casi todo mi equipo de edición renunció, y todos se sienten emocionados, estresados y presionados por sus nuevos proyectos. Y aunque he aprendido que no tiene nada de malo que ahorita mi conversación siempre tenga su punto final en alguna cuestión matrimonial, también he aprendido que hay momentos en los que me toca escuchar, consolar, animar, apoyar y celebrar otros acontecimientos y logros.engaged8engaged9engaged10
  5. Se vale tomarse un respiro – se vale decir, hoy no tengo ganas de hacer llamadas, de contestar correos, de cotizar coros, de investigar maestrías, de hacer trabajos extras; se vale decir: hoy quiero acostarme todo el día y leer libros y ver la tele y tomar vino y comer pastel. Se vale decir, mañana, con energía renovada, llamo más, cotizo más, consigo más, logro más.engaged10

engaged11 engaged12A ocho meses de casarme con René y con la boda y los planes posteriores tomando forma, quiero decir que estoy feliz, emocionada, ¡ansiosa por que llegue el día! Por festejar que ya no habrá kilómetros de distancia entre nosotros, que nos veremos diario, que tendremos nuestro huevito del amor, que al fin podremos adoptar a un perro, que seguiremos estudiando y creciendo juntos. Pero también estoy ansiosa por festejar a mi familia, su esfuerzo, todo el amor que siempre nos hemos entregado y que yo desde mi nuevo hogar quiero continuar.

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