Kimono Asian Bowls: healthy, simple and delicious!

Mi obsesión por la comida japonesa es real. Sobre todo por el sushi. Es raro que pase una semana y no me haya dado el gustito de por lo menos un par de niguiris frente a la televisión. También estoy en constante búsqueda de lugares que ofrezcan pescados frescos y de calidad, rollos creativos o por lo menos una propuesta distinta a lo que en Guadalajara estamos acostumbrados.

My obsession for Japanese food is real. Specially for sushi. It’s even weird when a week goes by and I haven’t at least had a couple of nigiris in front of the TV. As a consequence of this addiction, I’m always on the look out for new places in town that offer high quality fish, fresh ingredients, creative rolls or a innovative approach to what we can usually find in Guadalajara. 

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Las redes sociales también influyen en mis curiosidades. Y últimamente, los poke bowls son un trend que ha conquistado hasta a quien piensa que lo japonés es sinónimo de minimal, pretencioso e innecesariamente caro. Y es que, ¿qué no ha de gustarnos? Arroz: ¡bueno! Edamame: ¡bueno! Pescado crudo: ¡bueno! Soya y sriracha: ¡bueno! O algo así nos explicaría Joey Tribianni. Dato curioso: aunque nos sorprenda, los Poke Bowl no son japoneses, sino hawaiianos, lo cual los hace un poco más fresh y relajados.

Social media also influences my curiosity. And lately, poke bowls and the like are a trend that has conquered even those who believe sushi to be minimal, pretentious and unnecessarily expensive. But really, what’s not to like about poke bowls? Rice: good! Edamame beans: good! Raw fish: good! Soy and sriracha sauce: good! That’s how Joey Tribianni would explain it! Plus, here goes a fun fact: Poke Bowl are not orginal from Japan, but from Hawaii, which makes them even cooler and fresher!

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Así que cuando escuché que en Guadalajara, específicamente en Rubén Darío 1453, esquina con Bogotá, en la zona de Providencia, habían abierto un local con variedad de bowls, supe que tenía que darme una vuelta.

So when I heard the trend had arrived to Guadalajara, more specifically to Ruben Dario 1453, corner with Bogota, in the Providencia neighborhood, I knew I had to try it.

El lugar es pequeñito y casual. Por dentro, unas siete mesas hacen compañía a la barra donde preparan los alimentos y a la caja, donde te toman tu orden y entregan las bebidas. Afuera, unas cuantas mesas más rodean el local y dan vista al vecindario arbolado y alegre.

The place is small and casual. Inside, about seven tables keep the bar where food is prepared and the cashier, where you order your food, company. Outside, a few more wooden tables surround the restaurant and provide a nice view of the tree filled street. 

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¿Qué ordenar?/What to order?

El menú en Kimono Bowls es sencillo pero delicioso. Tienes la opción de pedir un bowl o un sushi burrito, y aunque yo fui porque traía un extraño antojo del burrito, terminé cayendo en la seductora tentación de sus bowls. Pero primero, lo primero.

The menu at Kimono Bows is simple, yet delicious. You have the option to choose an asian bowl or a sushi burrito. In fact, most bowls can be turned into a burrito if you like. I originally thought I’d go for the burrito, but the seductive temptation of the bowls won me over. But first things, first. 

Entradas/Starters

Para empezar tu comida, puedes ordenar unos edamames bien sazonados o unos ricos taquitos de lechuga. Sin embargo, nosotros experimentamos con una ensalada vietnamita que me fascinó. Con fideos chinos (los delgaditos y transparentes) al fondo, zanahoria y col morada ralladas, edamames y chips de plátano, todo marinado con una salsa de cacahuate y cítricos, fue la perfecta antesala a nuestro festín. ¡Se las súper recomiendo!

To begin your meal, well seasoned edamames or some lettuce tacos might be a great choice. However, we experimented with the Vietnamese salad that I drooled over! With Chinese noodles (the super thin, transparent kind) on the bottom, grated carrots and red cabbage, edamame beans, plantain chips and a peanut and soy sauce, this salad was the perfect way to start the feast. 

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Platos Fuertes/Entrées 

Para variar, mi acompañante en esta nueva aventura gastronómica fue mi esposo René. Y continuamos nuestra comida con un par de bowls muy sabrosos. Aunque los sushi burritos también se ven deliciosos (de hecho casi todos los bowls los puedes ordenar a manera de burrito), nuestro apetito nos pedía algo más abundante y, en relación precio-cantidad, el bowl resultaba mejor opción.

To change things a bit (not), my partner in this new culinary adventure was my beloved husband, Rene. And we continued our lunch with a couple of tasty bowls. Even though the sushi burritos also looked amazing, our appetite was asking for a more generous portion. 

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Todos los bowls llevan una base de arroz blanco, una proteína, verduras, guacamole y una salsa que otorga a cada uno su sello y sabor especial. Atraído por su implacable amor al pulled pork y al BBQ, el Panzón pidió el Costilla Bowl. Éste lleva costilla de cerdo desmenuzada y guisada con una salsa de tamarindo y tequila, guacamole con jengibre, col morada, pepino picado, cilantro y chips de camote.

All the bowls at Kimono (and practically anywhere in the world) have white rice as a base, a protein, veggies, guacamole and a sauce that gives each its own fun and unique flavor. Truthful to his honest love to pulled pork and BBQ, Ren ordered the Costilla Bowl. This bowl comes served with pork marinated in a tamarind and tequila sauce, guac with a tinge of ginger, red cabbage, chopped cucumber, cilantro and some sweet potato chips. 

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Por mi parte, me aventuré con una de sus especialidades: el Super Bowl de Spicy Tuna (¡me enloquece el spicy tuna!), que se acompaña con el guacamole de la casa, cebollín y lajitas de rábano.

Faithful to myself, I asked for one of the house’s specialties: the Spicy Tuna Super Bowl. I’m just obsessed with anything spicy tuna! In Kimono, this bowl comes with the house guac, chives and radish slices. 

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Aunque no lo parezca, un bowl es suficiente para saciar tu hambre. Lo que me gusta de Kimono Asian Bowls, además de su sabor y propuesta, es que una visita a su restaurante es sinónimo de una comida rica, relajada y uno puede decir que hasta saludable.

I must say, the bowls are bigger than they seem; they will successfully ease your hunger. What I like about Kimono Asian Bowls, besides the flavor, is that a visit to the joint means great, casual and even healthy food. 

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En esta ocasión nos saltamos el postre, pero le eché el ojito a unos plátanos congelados cubiertos de chocolate y chispas de colores.

We skipped dessert this time around, but I did eye a chocolate and sprinkle covered frozen banana that I’ll get on my next visit!

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Y si vas con amigos o familiares que de plano no tienen afición al sushi, ¡no te preocupes! Porque puerta con puerta los mismos dueños te ofrecen otra excelente opción: ¡pizza! Pero bueno, esa experiencia la guardaré para otra ocasión.

Oh! And extra points: if you visit Kimono Asian Bowls with friends or family members that are just not fond of sushi and the likes, don’t fret! Just next door, the same creators of Kimono offer another great option: pizza! But that is an experience for another occasion…

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¡Así que no esperen más! ¡Anímense a probar uno de los deliciosos bowls que Kimono prepara de martes a domingo a partir de las 2:00 de la tarde. ¡Hasta la próxima semana!

So don’t wait any longer and pay Kimono a visit this weekend! Give yourself the pleasure of trying out any the bowls they prepare Tuesdays to Sundays, from 2:00 pm until night. 

Maido, ¡increíble experiencia en el restaurante número 8 del mundo!

¡Bonito jueves a todos! ¿Cómo va su semana? Pues sin duda la mía ha sido una de mucho calor y, no sé a ustedes, pero cuando las temperaturas suben sólo dos cosas se me antojan para comer: mariscos o sushi. Así que no saben mi emoción de recordar y compartirles una de las experiencias gastronómicas más increíbles que he tenido en la vida y que además conjuga perfecto estas dos opciones de comida.

Beautiful Thursday to you all! How’s your week going? Mine has been hot and sweaty! And I don’t know about you guys, but when the temperature is up I crave one of these two types of foods: seafood or sushi. So I’m so excited that today’s blogpost covers both these types! Oh, how I enjoy to remember this day! The day in which I reveled in one of the most amazing culinary experiences of my life!

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Ya no se las hago de emoción. ¡En mi reciente viaje a Lima tuve la oportunidad de ir al restaurante número 8 del mundo! Les hablo nada más y nada menos que de Maido, del chef limeño de ascendencia japonesa, Mitsuharu “Micha” Tsumura. Esta cena fue mi regalo de primer aniversario para René, ¡y fue un súper éxito!

To the point! In my recent trip to Lima I had the opportunity to dine at the world’s 8th best restaurant. I’m talking about Maido, by Lima’s chef with Japanese ascent,Mitsuharu “Micha” Tsumura. This dinner was my one year anniversary gift to my loving husband and it was a thorough success!

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¡Qué les cuento! Cuando por fin, casi tres meses antes de nuestro viaje, logramos reservar nuestros lugares para degustar de la “Experiencia Nikkei” que ofrece el lugar, Ren y yo nos sentimos ganadores de la lotería. Sabíamos a lo que íbamos: a un maridaje perfecto entre la cocina peruana y la japonesa; entre los sabores de las tierras andinas y las técnicas culinarias ancestrales de los nipones; entre ingredientes locales y tradicionales y las innovaciones modernas de los chefs de vanguardia.

Where do I start? When my husband and I finally booked our reservation (almost three months in advance!) for Maido’s Nikkei Experience, we felt we had just one the lottery. We knew what we were getting ourselves into: a perfect marriage between Peruvian and Japanese cuisine; between the flavors of andean lands and the ancestral culinary techniques of Nipon; between local, traditional ingredients, and the innovative minds and ideas of modern chefs. 

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Así pues, llegamos a las 21:00 horas al restaurante. Nos recibió una casa adaptada al local, con un recibidor pequeño en la planta baja y una escalera de caracol que nos llevaría al grito de “¡Maido!” (“¡Bienvenido!”, en español) en el primer piso. Con ese cariño y gozo te acoge el personal desde el inicio.

We got to the restaurant on time, 21:00 hours. An adapted house with a small receiving room and a spiraling staircase that led us to the gleeful shouts of “Maido!” (“Welcome!” in English) embraced us. It is with that same joy that the staff treats you throughout the evening. 

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Nuestro mesero estaba al tanto de que habíamos reservado la “Experiencia Nikkei” así que nos saludó muy amable y nos ofreció algunas bebidas. Yo pedí un coctel a base de tuna roja súper refrescante y Ren algo parecido a un gin tonic.

Our waiter knew we were there for the Nikkei Experience, so he greeted us kindly and took our drink order. I chose a red tuna cocktail while Ren asked for a gin tonic of some sort. 

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E inició la fiesta. Desfilaron ante nuestros ojos y paladares 13 platos espectaculares desde su presentación hasta su sabor. Cada uno merecedor de fotografía, explicación y, sobre todo, del cuidado y la atención por parte del chef para que los productos y sabores fueran de la más alta frescura, calidad y sabor.

And without hesitation, the party started. 13 beautifully crafted and tasting dishes waltzed in front of our eyes and into our mouths. Each plate deserving of its own picture, explanation and, most of all, attention. Without a doubt the ingredients we tasted were of the highest quality and freshness. 

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Sinceramente, la lista de ingredientes en cada uno de los platillos es larga y a veces hasta un poco difícil de entender, ¡hay tanto que no conocemos!, por lo que me abstendré de las descripciones detalladas y dejaré que se maravillen con las fotografías y uno que otro detalle que nos sorprendió.

Honestly, though, the list of ingredients for each dish is quite long and even complicated (there are so many edible things out there we don’t know about!). So I will refrain myself from detailed descriptions and will let you wonder at the beautiful photographs and only give you a few specifics about the feast we gobbled. 

1. Snacks

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Tres pequeños bocadines para iniciar y abrir el apetito: un pastel de cebolla con tartar de lenguado y masago (derecha); un crujiente de shari, aguacate, panza de trucha y gel de ponzu (en medio); y una galleta negra de arroz, tofu de aceitunas y pulpo (izquierda).

Three small bites to open our appetite: an onion cake with flounder tartar and masago; a shari crisp, avocado, trout belly and ponzu gel; and a black rice crisp with olive tofu and octopus.

2. Cebiche de Poda/Poda cebiche

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Este fue uno de nuestros platillos favoritos de la noche. La leche de tigre, conjugada con los echalotes, las sarandajas (frijol peruano) y el ají fueron el fondo perfecto para la pesca finamente laminada.

This was one of our favorite dishes of the night. The leche de tigre with the shallots, the Peruvian beans and the chili slices were the perfect backdrop for the gorgeously cut fish. 

3. Dim sum

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¡Otro de mis favoritos! Sobre todo por la sorpresa que te llevas al morderlo: una explosión líquida de calamar, caracol y un crunch de quinoa blanca.

Another one of my favorites! Mostly because of the surprise you uncover when you bite it: a liquid explosion of calamari and snail with a crunch from the quinoa. 

4. Choripan

IMG_0150 La salchicha era de pescado y pulpo/The sausage was made from fish and octopus

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5. Nigiris

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De la pesca del día. El de toro llevaba un huevito de codorniz. ¡De lo más sabrosos!

Made from the catch of the day. The toro one was crowned with a quail egg. So delicious!

6. Cebiche de lapas/Lapa cebiche

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Sinceramente este cebiche de lapa (un tipo de caracol) no fue tan de mi gusto. La sorpresa es que todo estaba helado y las texturas eran un poco chistosas.

Honestly, this limpet cebiche was not my favorite. I was surprised to find out that it was frozen and the texture was a little funny. 

7. Gindara misoyaki

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Esta es la primera vez que pruebo el bacalao y que me gusta/This is the first time I actually liked cod

8. Catacaos de camarones

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Este tamalito de arroz y camarones salteados se cubrió de un chupe (caldo) delicioso.

This shrimp and rice tamal was covered in a delicious broth. 

9. Soba de yuca

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Noodles de yuca con un caldo acidito de vóngoles peruanos/Yuca noodles with a yummy peruvian vongole soup.

10.  Sudado

Una sopa hirviente cubrió la pesca y las algas que las adornaban. ¡Riquísimo!/A steaming soup covered the catch of the day and the algae salad that adorned it.

11. Arroz con erizos

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¡La emoción de probar uni (erizo) por primera vez! Es una sensación suave, aterciopelada, ¡increíble! Aquí lo acompañan con choclo bebé y arroz chichlano.

The excitement of tasting uni (sea urchin) for the first time! It feels soft, velvety, amazing! It was accompanied with baby corn and rice.

12. Arrecife/Reef

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La preciosa pecera con helado de cheesecake de tofu y corales de uva y camote te dan el primer sabor dulce de la noche.

The beautiful fish bowl with tofu cheesecake ice cream and grape and sweet potato corals gift you with the first sweet taste of the night.

13. Chorito

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Sorbet de granadilla con mandarina, espuma, crocantes de cacao, helado de lúcuma y frambuesas. ¡El postre favorito de la noche! ¡Un verdadero placer!

Granadilla sorbet with mandarin, foam, cacao chips, lucuma ice cream, all topped with raspberries. The best dessert of the night! A true pleasure!

Con esto termina la Experiencia Nikkei en Maido. Sin embargo, como el staff sabía que celebrábamos nuestro aniversario, nos mandaron un detalle más. ¡Churros!

With this the Nikkei Experience comes to an end in Maido. However, the staff knew that we were celebrating our anniversary, so they sent us a small token of celebration. Churros!

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Sin duda Maido será una experiencia irrepetible en nuestras vidas. Y si ustedes son igual de fanáticos de la comida japonesa y de la comida peruana como nosotros, ¡es imperdible!

Without a doubt Maido will be an unrepeatable experience in our lives. And if you are a as big a fan of japanese and peruvian cuisine as we are, it is definitely unmissable!

Sorpresas e impresiones de Panamá (I)

Ya con dos meses viviendo en la ciudad de Panamá, creo que va siendo hora de que les platique un poco sobre cómo está la onda. Ya saben, ¿cómo es la ciudad? ¿El clima? ¿La gente? ¿La comida? Obvio con tan poco tiempo no soy una experta en esta urbe y su ritmo, pero con cada día que pasa voy aprendiendo algo nuevo y entendiendo más la dinámica con la que se desarrolla.

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Les voy a ser muy franca. Yo no sabía mucho de Panamá antes de mudarme. Quizá lo que se escucha en conversaciones rápidas y generalizadas o los propios juicios que me ingenié por su mera localización geográfica: un país tropical, en desarrollo, latinoamericano, con un canal que funge como las puertas del mundo. Sin embargo, desde que llegué me he dado a la tarea de salir a explorar, de platicar con la gente local y de leer blogs y artículos de expatriados y gringos retirados en este ciudad (literal hay una guía). Y la verdad es que me he llevado muchas sorpresas, unas positivas y otras no tanto. Pero por eso hoy les quiero compartir sobre esas primeras impresiones que obtuve al llegar y lo que poco a poco a revelado y descubierto.

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Cinta Costera en Panamá

1. Edificios, edificios, edificios – Cuando llegué no sabía realmente qué esperar en cuanto a la arquitectura y construcción en sí de la ciudad, lo que sí es que no esperaba toparme con la cantidad de rascacielos que de esta tierra se dispara. Desde que sales del aeropuerto de Tocumen y comienzas tu recorrido a la zona urbana, docenas de edificios empiezan a asomarse y a delinear la costa que delimita la zona. Se me figura como un mini Miami. Y aunque la ciudad no deja de ser chica (de la urbe principal a Costa del Este son sólo 10 kilómetros), la cantidad de torres no deja de engañar al ojo y de impresionar por su hermosura (¡sobre todo de noche!) a cualquier visitante. Según entiendo, desde hace 16 años que Panamá recuperó el control del canal (antes a manos de Estados Unidos), la ciudad vio un boom inmobiliario y un desarrollo dramático, tanto que ahora es “La ciudad de los rascacielos de América Latina”. Y como la ciudad estaba imposibilitada para crecer al norte y hacia las cuencas del canal, sus opciones eran: hacia el este o hacia arriba. Nosotros, como dato curioso, ¡vivimos en el piso 60 de una de las 10 torres más altas de la ciudad!

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La vista desde nuestro departamento

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Foto de Mauricio Toussaint

2. Panamá es una ciudad pequeña – Con poco menos de un millón y medio de habitantes en toda el área metropolitana, Panamá es realmente una ciudad chiquita. En Guadalajara, por ejemplo, estamos casi llegando a los cinco millones, ¡es más de tres veces más grande! En cuestión de extensión, el área metropolitana de la ciudad de Panamá es similar a la de Guadalajara, sin embargo, la mayor parte de este territorio es rural y el núcleo urbano es mucho más pequeño y cuenta con sólo 400 mil habitantes.

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Desfile por la Independencia de Panamá

3. El Casco Viejo – Que quede claro que no todo es rascacielos en Panamá. Una de mis zonas favoritas de la ciudad es el Casco Viejo, y ahí no abundan más que construcciones coloniales e históricas que mantienen la tradición de la antigua ciudad. O, realmente, de la segunda antigua ciudad de Panamá, y es que, la primera fundada en 1519, sólo duró 152 años, pues en 1671 el Gobernador Juan Pérez de Guzmán, optó por quemarla antes de que la atacaran el pirata Henry Morgan y su tripulación. En 1673 se inauguró la nueva ciudad, construida en una península totalmente aislada por el mar y un sistema de murallas, es esto lo que ahora se conoce como Casco Viejo. La zona se encuentra en restauración, así que muchos edificios están colmados de andamios y material de construcción, sin embargo, muchos ya yerguen terminados, pintados y orgullosos de alojar hoteles boutique y bares y restaurantes de mucho diseño y cocinas gourmet. ¡Vale mucho la pena!

4. Amplia y deliciosa oferta gastronómica – Algo que me encanta de Panamá es su oferta gastronómica. Ya saben que mis fines de semana giran en torno a restaurantes y mercaditos donde pueda probar, comer, tomar y disfrutar a gusto. ¡Y Panamá nos ha colmado de riquísimos momentos culinarios! Siendo sincera, la comida tradicional panameña no ha sido mi hit: pollo frito estilo kentucky, arroz con pollo desmenuzado, pescado frito con patacones… para mí nada especial. Pero hay un “pero” y es uno grande. Y es que por ser una ciudad súper internacional y cosmopolita (por el canal y por ser un paraíso fiscal, la cantidad de extranjeros y foráneos que visitan o de plano viven en Panamá es muy significativa), los buenos restaurantes proliferan y atraen a comensales hambrientos. Thai, japonés, peruano, italiano, chino, vietnamita, india, española, ¡no hay ninguna cocina que falte! Además, he notado que los restaurantes tienen mucho detalle en su decoración, así que una buena comida en un espacio súper bonito nunca será escasa.

5. El tranque – Así le llaman los locales a los traficales y embotellamientos de miedo que se crean en la ciudad a horas pico. ¿Se preguntarán cómo es que en una ciudad tan pequeña hay tanto congestionamiento vial? Quizá la densidad de la población, la falta de vías alternas y un sistema de transporte público aún deficiente son los motivos principales. Lo que sí les puedo decir es que aquí se tiene que manejar con paciencia. Lo bueno es que están trabajando en este problema y acaban de inaugurar un metro muy moderno y hay otra línea que se encuentra en construcción.

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6. Rápido y furioso se queda corto – No es broma, los primeros días (o el primer mes) regresaba a casa estresada de estar en la calle haciendo pendientes. Y es que agarrar la camioneta me daba hasta miedo. Con una cultura vial de “quítense que ahí les voy” y de “primero yo”, manejar es un reto y una aventura todos los días. Aquí es mejor no esperar a que te den el paso -aunque sí hay personas que de pronto te sorprenden- y lanzarte a la kamikaze a ese retorno que estás a dos de pasar.

7. Claxon sin mesura – Y para terminar con el tema de las calles y la cultura vial, algo que me sorprendió mucho al llegar a Panamá es lo mucho que usan el claxon. En algunos lugares, como Estados Unidos, por ejemplo, es contra la ley usar el claxon a menos de que sea para prevenir un accidente. Pues aquí no. Aquí te pitan si vas caminando, si te cruzas o cambias de carril, si te quieren dar el paso, si vas caminando, si un taxi quiere hacerte ver que está libre y te ofrece sus servicios… Para lo que sea y a la hora que sea, el claxon es una herramienta fundamental para todo quien maneje en esta ciudad.

8. Tres aeropuertos – Sí, aunque les comenté hace rato que Panamá es una ciudad pequeña, tiene tres y medio aeropuertos. El más grande e internacional es Tocumen, a donde llegan todos los vuelos de Europa, Asia, México y Estados Unidos. También tienen el Aeropuerto Panamá Pacífico, a dónde llegan vuelos de bajo costo desde Colombia. En tercer lugar se encuentra el Albrook Marcos A. Gelabert International Airport, que solía ser una estación de la fuerza aérea. De este aeropuerto puedes viajar a otras ciudades de Panamá, Costa Rica y Colombia por AirPanama, aerolínea de bajo costo.

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9. La gente –  Muchos amigos me han preguntado que cómo es la gente por acá. Y lo primero que les respondo es que para empezar la “gente” en Panamá no se compone de sólo panameños. No, Panamá, es casa para personas de todo el mundo, y al ser una ciudad chica, la diversidad es muy notoria. Yo cada que me subo a un Uber de plano le pregunto al chofer si él o ella sí es panameño, ¡es más fácil que sea de Colombia o Venezuela! En nuestro edificio también, por ejemplo, nos topamos en el elevador con personas de España, Japón, Costa Rica, Estados Unidos, vivimos en un lugar súper multicultural. Sobre los panameños, puedo decir que son personas amables, expresivas, ruidosas y muy orgullosas de su ciudad.

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10. Moneda dolarizada – Aunque la moneda oficial de Panamá es el Balboa (el nombre viene del explorador español Vasco Nuño de Balboa, que descubrió el Pacífico en 1513 en su travesía por el istmo de Panamá), su economía, desde 1904, es una dolarizada. Esto significa que un Balboa es igual a un dólar y que sus billetes en circulación son de hecho dólares. Lo que sí tienen son monedas: de un Balboa, de medio Balboa… a mí sólo me ha tocado ver de esas, por lo demás, sigo usando quarters, dimes, nickels y pennies.

Hay muchas cosas más que les quiero platicar sobre Panamá y las sorpresas que me he llevado, así que creo que escribiré una parte dos de esta entrada para no saturarlos en esta ocasión. Me interesa mucho saber quién de ustedes conoce esta ciudad y que me cuenten de sus impresiones y experiencias. ¡No duden en platicarme y comentarme, y hasta visitar!

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Brunch en San Diego: mis lugares favoritos

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Tengo muchas ganas de platicarles sobre mi vida en Panamá, pero siento que me he saltado muchas etapas y además todavía no tengo suficientes fotos sobre mi vida en Centroamérica, así que he decidido esperarme un poquito y mejor compartirles sobre uno de mis pasatiempos favoritos en una ciudad que me encanta: ¡San Diego!

Antes de mudarme para acá, tuve la oportunidad de residir en lo que se me antoja como una extensa vacación californiana. Durante tres meses me desperté para trotar en el extenso y hermoso Balboa Park, compré mis tomates -orgánicos- en Trader Joe’s y tomé copas de rosé mientras admiraba puestas de sol espectaculares desde nuestro balcón. ¡Hay tanto que quiero contarles sobre mi estancia en el sur de California! Pero todo a su tiempo…

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Balboa Park

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Rosé en el balcón

¿Total, qué les quiero platicar? Sobre un pedacito del fin de semana que seguro ya saben que disfruto con locura: una actividad exquisita no sólo por los aromas y sabores, sino por la hora del día en que se realiza, sin madrugadas ni prisas ni desvelos: ¡el brunch!

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Admito que soy una persona mañanera. Me gusta levantarme temprano, ver el sol nacer mientras corro, tomarme el primer café a las 8 a.m., bañarme y estar lista para seguir con mi día antes de las 10. Por eso me costó un poco de trabajo encariñarme con el brunch: no me gustaba la sensación de culpa de llegar al restaurante a las 11 del día y probar bocado hasta las 12. Pero una vez que aprendes a levantarte un poquito más tarde, a bañarte con calma y a esperar con una taza de café a que tu esposo salga de la regadera para cambiarse y partir, el brunch se presenta como la comida perfecta del fin de semana.

Y aprovechando que San Diego es una ciudad muy visitada por tapatíos y mexicanos en general, quiero recomendarles tres restaurantes que ofrecen un brunch delicioso.

1. The Cottage en La Jolla Es obligatoria mi parada en The Cottage con cada visita que hago a San Diego. Ya sea sola con René, con mi familia, con visitas o con quien sea que tenga antojo de los mejores huevos benedictinos que he probado en mi vida. Literal. Esa es la especialidad de la casa y los preparan de cinco formas distintas: con lomo canadiense; con polenta y pesto; con pechuga de pavo y aguacate (California Eggs Benedict); con tocino canadiense, espinacas, champiñones y balsámico (Eggs La Jolla); o con cangrejo crocante. Mis favoritos son los California y los Eggs La Jolla y sólo pensar en ellos me pone a soñar que ahorita estoy ahí, saboreándolos todos y dándole sorbitos a un café, un bloody mary o una mimosa.

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En algunas otras ocasiones opto por ordenar el Fried Egg Sandwich, ¡que me encanta! Con pan sourdough doradito, gruyere, tocino crujiente, arúgula, cebolla, alioli de limón amarillo, jitomate y unas gotitas de salsa Cholula, este platillo me parece una transición perfecta entre desayuno y lunch. Claro que hay mil opciones más: huevos al gusto, omelettes, pancakes con limón y ricotta (¡esponjosos y riquísimos!), granola hecha en casa, ensaladas, tuna melts y hasta chilaquiles, yo sólo les hago hincapié en mis favoritos para que se animen a probar.

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Y guardé lo mejor de este lugar para el final. Y es que cada visita mía tiene tres partes: la primera es el café y el pan dulce mientras espero la mesa (¡siempre hay fila así que vayan mentalizados!); la segunda es el abundante desayuno, el jugo de frutas, el café, la mimosa; y el tercero y a veces más difícil de conseguir pues se necesita de la solidaridad de tus acompañantes: ¡el postre! Sí, leyeron bien, hay un platillo que no perdono como postre cada que visito: el Stuffed French Toast con extra topping de fresas, berries y plátanos. Este no es cualquier pan francés, es una delicia de los dioses gastronómicos: tres piezas de pan brioche con mantequilla, rellenas de compota de fresa y queso mascarpone, espolvoreadas de azúcar glass, fruta y miel… ¡Fuera de este mundo de verdad!

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Mis recomendaciones son que cada quien pida su plato principal y al final compartan el pan francés, que vayan con tiempo, con mucha hambre (para mí es el premio perfecto después de una carrera o larga corrida) y que después de todo, disfruten de un hermoso día caminando por La Jolla, por la playa soleada, por la bahía repleta de focas. Tendrán un sábado o domingo para recordar.

2. Snooze En el corazón de Hillcrest (el barrio gay de San Diego) hay un lugar de abundantes desayunos y suma popularidad. En honor a su nombre, este lugar te dará el placer de esos cinco minutitos más de sueño cuando suena tu alarma. Con un café helado recién hecho y una vibra juvenil y alegre, Snooze te espera con su propia interpretación del tradicional desayuno americano.

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¿Qué ordenar? Si son fanáticos del hash brown (papas ralladas y sofritas) les recomiendo el Snooze Spuds Deluxe: una orden de hash brown cubierta con queso cheddar gratinado, cebollines y un par de huevos estrellados. Una mezcla original, calientita y cremosa para empezar el día con el corazón y la barriga contentos. Otra opción sabrosa es un Sammie (sandwich) de corned beef, queso suizo y aderezo mil islas o, uno de mis gustos culposos, un Grilled Cheese con sopa de tomate, ¡deli!

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Sea lo que pidan, aquí también deberán dejar espacio para el postre, porque el OMG! French Toast realmente te dejará sorprendido. Un pan francés con mascarpone, crema de vainilla, caramelo salteado, fresas frescas y coco tostado es el final perfecto para una mañana con amigos.

3. Great Maple Seguramente han escuchado de las donas de maple espolvoreadas de trozos de tocino crujiente, ¡pues en Great Maple las preparan a diario y son espectaculares! Y si esa no es razón suficiente para visitar el restaurante, el resto de su menú creativo y moderno lo será. Prueben los Popovers (unos tipo muffins con un par de huevos poché encima y salsa holandesa) con flores de calabaza fritas rellenas de queso de cabra, con champiñones, tomates rostizados y una vinagreta de fresa. O si prefieren algo dulce, dense un lujo con los pancakes de fruity pebbles o los de peanut butter y plátanos fritos o los de chocolate y tocino, ¡no se arrepentirán!

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La comida es parte esencial de un buen viaje, así que no se olviden de estas tres recomendaciones la próxima vez que estén por San Diego y sus alrededores. Hay muchos otros lugares que deben probar, pero empiecen por estos y verán que quedarán súper satisfechos.